La estudiante de Afganistán invitó a sus amigos y familiares, eligió su lápida y marcó la fecha para su propio funeral. El evento tuvo lugar en un cementerio de la capital del país, Kabul, y siguió todas las tradiciones nacionales.
"Fahima Mohammadi, hija de Eidmohammad Mohammadi, al percibir, a los 19 años, todos los horrores de la discriminación, pasa a la eternidad y da su vida a la señorita Danishgar", rezaba la postal recordatoria del evento fúnebre.








La elección de su nuevo apellido no es casual. En Afganistán, Danishgar es un nombre que sirve tanto para personas del sexo masculino, como personas del sexo femenino. La intención de la joven con el funeral fue, en sus propias palabras, "enterrar su identidad sexual".
"Siempre estuve orgullosa de ser una mujer, pero no pude soportar esta división de la sociedad afgana en un género privilegiado y otro 'auxiliar'. Quiero que me reconozcan como una Persona, pero no lo harán porque yo soy una mujer", explicó la joven.
Al enterrar muchos recuerdos de su vida pasada, Fahima aclaró que el funeral de sí misma es un monumento a todos sus compatriotas que han sufrido con la discriminación sexual en Afganistán. "Las personas deben ser reconocidas por su personalidad y no por su sexo", concluyó Fahima.