La campaña electoral, encajada entre las generales del pasado mes de junio y la posibilidad de una tercera cita electoral en España, se centró en los posibles efectos que tendrá el resultado en las negociaciones para formar Gobierno en España.
"La política gallega va a condicionar la política española. Si En Marea gana en Galicia, no habrá terceras elecciones en España", aseguró el candidato de En Marea [coalición de izquierdas en la que se encuentra Podemos], Luis Villares.
No obstante, los sondeos no están de su parte.
La mayoría de las encuestas otorgan al conservador Partido Popular (PP) en Galicia una mayoría absoluta, aunque hay posibilidades de que no consiga los 38 escaños necesario para lograrla y sea viable un Gobierno de izquierdas formado por En Marea, el PSdG (PSOE) y el BNG (Bloque Nacionalista Galego), dado que los tres partidos ya anunciaron que negociarían un Ejecutivo para evitar que siga gobernando Alberto Núñez Feijóo, el candidato conservador.
Este resultado electoral también puede condicionar a un dividido PSOE, que después de estas elecciones autonómicas podría optar por una abstención en un hipotético Gobierno del PP, como pide una parte de su partido.
No obstante, a pesar de las consecuencias que podría tener en todo el Estado el resultado electoral de Galicia, los candidatos se han centrado en realizar una camapaña en clave exclusivamente autonómica para evitar ser salpicados por las polémicas que afectan a sus respectivos partidos en Madrid.
País Vasco
El portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, aseguró este viernes que los votos al PP en Euskadi "pueden ser la llave" que ayude a desbloquear la política española.
Esa premisa ha sido negada en rotundo por diversos líderes del PNV, incluido el actual presidente vasco y candidato a la reelección, Íñigo Urkullu.
"Nosotros no vamos a vincular la gobernabilidad de Euskadi a nuestra posición en Madrid, ni al revés", expresó el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, antes del comienzo de la campaña.
Por consiguiente, el PNV se verá obligado a alcanzar acuerdos con otros partidos para gobernar.
Las encuestas auguran que la segunda fuerza más votada será la coalición independentista de izquierda EH Bildu, que protagonizó una de las mayores polémicas de la campaña al presentar como candidato al histórico líder vasco Arnaldo Otegi, sobre el que pesa una condena que le impide acceder a cargos públicos tras haber pasado seis años en prisión por intentar reconstruir la formación política Batasuna bajo las órdenes de ETA.
La tercera fuerza mejor colocada en los estudios demoscópicos, no muy lejos de EH Bildu, es Ekarrekin Podemos, una coalición que engloba a Podemos, la federación vasca de Izquierda Unida y los ecologistas de Equo.
Finalmente, los dos partidos con mayor representación a nivel nacional, PSOE y PP, quedan relegados en las encuestas al cuarto y quinto puesto.
EH Bildu ha insistido durante la campaña en que PNV y Podemos deberían formar un tripartito junto a ellos tras el 25 de septiembre para construir un andamiaje institucional que refuerce el autogobierno e intente impulsar una consulta sobre cómo quieren los vascos que sea su relación con España.
Sin embargo, la posición del PNV es más ambigua y su candidato, Íñigo Urkullu, ha apelado durante toda la campaña a "la cultura del pacto" sin especificar cuáles serán sus preferencias.
"No voy a pronosticar nada ni a mostrar favoritismos", expresó Urkullu este viernes antes de asegurar que "hablaré con todos los partidos".
Los comicios vascos también son importantes para el PSOE a nivel nacional ya que la capacidad de mando dentro del partido de su secretario general, Pedro Sánchez, puede verse perjudicada si los resultados son malos, lo que supondría un escollo en su intento de formar un Gobierno alternativo al de Rajoy.