En 1942, las Fuerzas Aéreas estadounidenses adaptaron los bombarderos B-25 para atacar Japón, después de la ofensiva nipona sobre Pearl Harbor. A las órdenes del teniente coronel James H. Doolittle, las tropas norteamericanas realizaron un bombardeo a plena luz del día en las regiones de Tokio, Kanagawa, Yokohama, Nagoya, Osaka y Yokosuka.
Usando bombas incendiarias, los ataques dejaron 50 muertos, 250 heridos y 90 edificios destruidos. Aquel fue el primero de los muchos ataques que realizaría EEUU en territorio japonés y que culminaría, en 1945, con el infame lanzamiento de la bomba nuclear sobre Hiroshima y Nayazaki.
Los B-21 Raider representan una nueva generación de bombarderos invisibles, que entrarán al servicio de EEUU en 2025 aproximadamente, convirtiéndose así en los primeros bombarderos estadounidenses del siglo XXI. El coste global del proyecto se estima en 80.000 millones de dólares. Esta aeronave será usada, entre otras cosas, para cargar las bombas nucleares B-61.