Según James Hallenbeck, un especialista en medicina paliativa de la Universidad de Stanford, la muerte puede ser comparada a los agujeros negros. "Podemos ver el efecto de los agujeros negros, pero es extremadamente difícil, si no imposible, mirar dentro de ellos", afirmó a The Atlantic.
Hasta hace un siglo, la muerte solía ser un proceso muy rápido, ya que los cuidados médicos eran poco desarrollados. La medicina moderna ha cambiado radicalmente la duración de la vida y también, en parte, de la muerte. Personas con acceso a atención médica, a menudo, mueren 'poco a poco', de enfermedades que matan lentamente.
En cuanto al dolor que se siente al morir, no hay una respuesta exacta. Obviamente, el dolor es inevitable en determinadas situaciones, pero algunos pacientes simplemente "se desvanecen" sin dolor, señaló Margaret Campbell, profesora de la Universidad Estatal Wayne, quien ha trabajado en el área de cuidados paliativos desde hace décadas.
Sin embargo, debido al hecho de que la mayoría de los enfermos pierde la conciencia en sus últimas horas o días, es difícil saber con certeza cuánto los pacientes están sufriendo.
"En general, creemos que si el cerebro está realmente en una especie de coma, o si el paciente ya no responde, entonces su percepción —del dolor— también disminuye significativamente", afirmó David Hui, un oncólogo y experto en cuidados paliativos.
Además, diferentes partes del cerebro son estimuladas con la llegada de la muerte, explicó Hovda. "Una de las partes que es estimulada es el sistema visual (…) Ese momento es cuanto las personas empiezan a ver la luz", aclaró el experto.