De acuerdo con Kristina Voda, analista del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Rusia, muy pronto Cuba puede convertirse en objeto de confrontación económica entre China y Japón.
Tras la celebración de la 71ª Asamblea General de la ONU que se inauguró el 13 de septiembre en Nueva York, el primer ministro nipón, Shinzo Abe, planea realizar la primera visita oficial a la Habana para ayudar a las compañías japonesas a ampliar su presencia en Cuba.
"La visita de Abe a Cuba es muy importante para Japón por una serie de razones; en primer lugar, significa el mantenimiento de la línea hacia la diplomacia global iniciada por Abe a finales de 2012; en segundo término, Japón tiene que volver a subrayar su interés en el país que, durante largo tiempo, estuvo fuera de la influencia de los negocios nipones" aseguró la experta.
Pese a su escaso desarrollo, el mercado cubano representa un gran interés para los productores japoneses de automóviles, maquinaria, herramientas y electrodomésticos, productos que Cuba ha venido necesitando durante muchos años. No obstante, los intereses de las empresas niponas colisionarán con los de sus competidores chinos, que ya están realizando su expansión en el mercado cubano.
Esta competencia afloró ya en 2014, cuando los líderes de China y Japón realizaron sendas visitas oficiales a los países de Centroamérica y de América del Sur. En aquel entonces, el presidente chino, Xi Jinping, firmó al menos 29 acuerdos, incluida la inversión de 115 millones de dólares para la modernización del puerto de Santiago de Cuba y concluyó el contrato de compra de níquel por un monto de 600 millones de dólares.
"Últimamente, China ha incrementado el nivel de su cooperación económica y comercial con los países latino y centroamericanos, convirtiéndose en el mayor acreedor y socio comercial para la mayoría de ellos, incluida Cuba. A raíz de eso, actualmente Tokio está perdiendo contra Pekín la batalla por los índices cuantitativos de cooperación con los países latinoamericanos, pero no planea rendirse", cerró Voda.