Para su operación, Churchill contó con la colaboración de uno de los personajes más oscuros del siglo XX español: el banquero y contrabandista Juan March. Él fue, según las investigaciones llevadas a cabo por Viñas, el conductor de los fondos provenientes de Londres.
"No sabemos quiénes eran todos los sobornados por March aunque sí conocemos algunos nombres: Nicolás Franco, el hermano del dictador, que era un corrupto total, Kindelán, Orgaz, Aranda. Pero ojo, no cobraban al día. Se les dijo que si lograban que España se mantuviera al margen de la contienda, ellos cobrarían. Y así fue, cobraron después, en el año 44. Porque la operación, que en principio iba a durar seis meses, se fue prolongando. Sin duda, a los ingleses les parecía eficaz", ha explicado el historiador en una entrevista con El Confidencial.
Sobre el sistema de pagos, Viñas asegura que "March les daba pequeñas sumas en efectivo pero el grueso del dinero se depositó en cuentas en el extranjero, en Nueva York y en Ginebra".
"[Hitler] Le dijo que el objeto de aquella entrevista era determinar en qué medidas eran compatibles los intereses alemanes, españoles y franceses de cara al reparto colonial. Hitler no quería que el Ejército del Marruecos francés se revolviera contra el régimen de Vichy y Petain tampoco. Así que cuando Franco pidió que le dieran Marruecos en contrapartida por entrar en la guerra, Hitler le dijo que no", afirmó.
Preguntado sobre la llamada Ley de Memoria histórica del año 2007 y sobre cómo la sociedad española ha interpretado su pasado, Viñas se ha mostrado contundente.
"No se puede cerrar el pasado en falso. Cuidado, que las heridas de la Guerra Civil no se hayan cerrado del todo no significa que la sociedad española no sea una sociedad pacífica y democrática. Lo es. De lo que se trata es de hacer inteligible el pasado y un pasado tan mitificado por el franquismo exige un ajuste de cuentas con el franquismo mismo. Hay que abrir los archivos, desclasificarlos… España debe ser el único país en el que sales a hacer pícnic al bosque, abres las tarteras y de pronto te encuentras una fosa. ¿En qué otro país de Europa ocurre eso?", se preguntó el historiador.