Brasil, que llegó al G20 representado por Michel Temer, es la más reciente víctima de los ataques auspiciados por Occidente. En ese país se llevó a cabo un "golpe de estado 'suave'" —llamado formalmente 'impeachment'— cuyo resultado fue la destitución de Dilma Rousseff, presidenta elegida democráticamente.
"Hasta ahora, no se han presentado pruebas de la culpa de Rousseff en materia de corrupción. La votación en el Parlamento brasileño con respecto al 'impeachment' se llevó a cabo en medio de violaciones procesales. […] La histeria anticorrupción, víctima de la cual fue Rousseff, fue impulsada por la oposición brasileña proccidental", asegura el experto.
Por ahora, los dos intentos de llevar al presidente Zuma frente al Parlamento han fracasado y la oposición ha cambiado sus métodos, empezando por atacar a los miembros del partido Congreso Nacional Africano, con ayuda de los medios de comunicación, completamente controlados por la oposición, explica el columnista.
"Esa táctica está dando frutos. Cada vez más miembros del partido demuestran su inconformismo con Jacob Zuma".
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Pero la reunión en la Cumbre del G20, demostró que la alianza BRICS es una alternativa de desarrollo y de cooperación internacional, una organización con objetivos claros, como "la instauración de un orden internacional honesto y justo, con base en el derecho internacional", además de la ayuda a los países en desarrollo y la industrialización de países como Sudáfrica.