Sputnik se puso en contacto con uno de los reclusos que aún se encuentra tras las rejas en una de las prisiones secretas del SBU. Su nombre no ha sido revelado por razones de seguridad. Según el prisionero, a la hora de detenerlo, lo golpearon fuertemente y le pusieron una bolsa en la cabeza.
"Perdí el conocimiento varias veces por la falta de oxígeno debido a la asfixia", rememoró.
Explicó que querían que realizara una confesión o delatase a gente, pero fue en vano. Y precisamente por eso sobrevivió. Según el presidiario, los que empezaron a hablar tuvieron un cruel destino.
"Por desgracia, otras personas, que empezaban a hablar, tenían que contar algo. Si no, ellos [los empleados del SBU] los mataban. Había uno que tenía todo el cuerpo marrón, sobre todo, en la zona de los riñones y más abajo. No me acuerdo con qué lo golpeaban, si era una pala u otra cosa. Riñones lastimados, costillas rotas, una conmoción cerebral", contó el recluso.
El prisionero precisó que eran los servicios de seguridad quienes realizan las torturas. Agregó que el SBU cuenta con su propio centro de detención, donde puede torturar a la gente de manera indiscriminada, porque no hay ningún control.
Otro recluso, activista de la oposición a las autoridades actuales de Ucrania, reveló los entresijos de su historia a Sputnik a través de su esposa. Habló de los métodos de los empleados del SBU, que aplican a los recluidos políticos para que confiesen aquello que necesitan.
Según el hombre, los servicios de seguridad detienen a uno, pero luego registran que la persona había acudido voluntariamente. Entre las medidas más comunes de impacto físico están: golpes en los genitales con armas paralizantes, dedos rotos, así como la falta de asistencia médica.
Escándalo: #Ucrania denegó el acceso a sus cárceles a la delegación de la #ONU https://t.co/94kMT218fu pic.twitter.com/dmh0AQAtaw
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) May 26, 2016
La esposa aseguró haber hecho una solicitud a los representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), pero resultó inútil. Entonces, ella y su hija se fueron a Rusia por razones de seguridad.
"Hablé con los representantes de la OSCE en Odesa, escribí una solicitud al respecto, pero no me contestó nadie. Mi hija y yo nos vimos obligadas a irnos a los Urales. Mi declaración es una gota en el océano comparado con lo que está ocurriendo allí ahora…", lamenta la mujer.
Otro exprisionero, Alexandr Sujánov, informó sobre las condiciones inhumanas en las instituciones penitenciarias antes de la resolución judicial firme.
"Cuatro personas en una celda de ocho metros cuadrados, ducha una vez por semana […]. De los ocho metros, uno lo ocupa el inodoro, o sea, está justo en la celda, no está separado de ninguna manera", recordó Sujánov.
"Creo que la comisión ha llegado al menos dos años tarde a Ucrania. Las organizaciones voluntarias civiles y públicas de Ucrania, las que trata de oponerse al actual Gobierno, a la así llamada élite política moderna ucraniana, que destruye el país y cultiva el nazismo, estas organizaciones han declarado en repetidas ocasiones que está desapareciendo gente".
El escándalo estalló en Ucrania cuando los activistas de derechos humanos de Human Rights Watch y Amnistía Internacional hicieron una declaración sobre la existencia de cárceles secretas del SBU. La administración del servicio secreto niega todas las acusaciones en su contra. Sin embargo, el hecho de la existencia de prisiones ilegales lo confirman tanto las organizaciones de derechos humanos como los abogados de las víctimas.