Sputnik ha hablado, en exclusiva, con algunos de ellos sobre los trabajos que han preparado para el evento y sobre la ciudad que les recibió.
El tema de la Bienal de este año es 'La pared invisible', que hace referencia a las murallas y barreras que nos rodean, tanto a nivel personal —miedos, limitaciones, angustias—, como a nivel colectivo, las barreras sociales, geográficas y morales que tenemos como sociedad. Los artistas se han dado a la tarea de reflejar este tema en sus obras.
Uno de los retos de la Bienal, que se realiza en doce diferentes centros de exposición de Moscú, es poder trasladar el arte callejero a espacios cerrados, como museos y galerías. Esto ha permitido a los artistas experimentar con nuevas formas y conceptos, demostrando que el arte callejero también puede ocupar espacios que muchas personas consideran exclusivos de otras formas de arte.
Uno de los artistas más renombrados de la Bienal es la francesa Miss Van, quien ha pasado casi toda su vida profesional trabajando en las calles de Barcelona, España. Su obra contiene elementos surrealistas y del 'burlesque', y se centra en la mujer en sus diferentes manifestaciones.
"Hace más de diez años que conozco su obra y que llevo siguiendo su trabajo, y aunque empieza a cansar la repetición de ciertos motivos, sus trabajos me siguen generando sentimientos cálidos", comenta una de las visitantes de la Bienal.
Para el evento, Miss Van realizó una alfombra de pared, que se convirtió en centro de atención del público (y de cuidado por parte de los curadores), así como algunos de sus cuadros, que siguen la línea de los arquetipos que convirtieron a la artista en uno de los símbolos de la ciudad catalana.
Entre los representantes latinoamericanos de la Bienal, se encuentra Pablo Benzo, un artista chileno que desde 2013 reside en Berlín. Después de un inicio en el grafiti y la pintura callejera, Pablo empezó a experimentar con nuevas formas, como la pintura al óleo y la cerámica.
Durante dos semanas el artista estuvo en Moscú, preparando su exposición, que consiste en una serie de pinturas en acrílico y esculturas en madera. En palabras del artista estas pinturas son "otra versión" del trabajo que hace en Berlín, donde realiza pinturas al óleo. Las esculturas presentadas en Moscú, por otro lado, fueron la oportunidad de convertir sus lienzos en objetos en tres dimensiones.
"Normalmente yo pinto objetos. Pero, siempre que estoy pintando me imagino que esos objetos son de verdad y siempre había pensado que me gustaría hacerlos en 3D, como una escultura. Así que esta vez, dentro de mi proyecto, tuve la oportunidad de hacer las dos cosas".
Para Pablo el paso de la calle a los museos o a los espacios cerrados es más que natural, además de ser una oportunidad para que el artista se enfrente a sí mismo.
"Los primeros intentos de trasladar el arte callejero a los museos consistían en pintar grafitis en lienzos. Pero era porque había poca experiencia y la gente no sabía cómo cambiar la perspectiva. Pero ahora hay mucha más experiencia y la gente entiende que no es lo mismo, que el trabajo es otro y que debe ser distinto, sino no tendría sentido", explica el chileno a Sputnik.
El artista valenciano Mario Mankey, residente en Berlín y miembro del colectivo artístico 'The Art Union' (al que también pertenece Pablo Benzo), hizo acto de presencia en la Bienal con su obra 'El imperio contra sus paredes', una metáfora de la realidad que vive la humanidad como colectivo.
"El concepto principal de mi obra es la contradicción —afirma el artista—. Siempre hablo del comportamiento humano, de las cosas que decimos que no nos gustan, pero luego sin estas cosas no podríamos vivir como quisiéramos. Aquí el tema principal eran los muros invisibles, cuando cada uno quiere hacer su guerra, luchar por sus intereses, pero se enfrenta a muros de otros países o de morales, etc. Es un poco esa contradicción del día a día: sabemos que no podemos hacer esto, que no es políticamente correcto, pero tenemos que hacerlo para sobrevivir".
Otro de los exponentes españoles de la Bienal es Sozyone González, quien junto a su socio artístico, Smimooz, ha presentado en Moscú su obra 'Motorhead', que reflexiona sobre la dificultad de sentirse libre para pensar en el mundo moderno.
Sobre su trabajo, el artista afirma que está relacionado con la escritura automática —una idea introducida por el surrealismo— el grafiti y la escritura. Pero es, sobre todo, un trabajo instintivo.
"Simplemente, me mola o no me mola", dice lacónicamente el artista.
Argentina también es representada en la Bienal, gracias a los artistas Orilo Blandini y Pablo Manzelli (Chu), quienes conforman el colectivo 'Doma', el cual lleva trabajando ya 17 años. Su trabajo para la Bienal —una mesa de tenis de mesa de varios metros de largo, en la que aparece un mapamundi dividido por una malla entramada— es una de las obras más populares entre los visitantes de la exposición.
Franco Fasoli, cuyo nombre artístico es Jaz, es otro artista argentino presente en la Bienal. Él preparó para la exposición una escultura, cuyo singular nombre es 'La dictadura escondida'.
"Es una imagen tomada de un momento particular de la historia de Argentina, donde la represión estatal fue muy fuerte (…) Sabía también que este sitio [el Centro de Exposiciones Manezh] había sido una caballeriza y pensaba trabajarlo desde entonces. Es una idea que venía pensando desde hace un tiempo y aproveche las circunstancias (por cuestiones de tamaño y de realización) para hacerla realidad", sostiene Jaz.
Estos son, entre otros, algunos de los artistas que representan a España y a Latinoamérica en la II Bienal de Moscú, que se inauguró el pasado 30 de agosto y se extenderá por casi medio año, hasta el 18 de enero de 2017. Todos ellos, con sus diferentes estilos, sueños, ambiciones y obras, tienen algo en común: una relación especial con Moscú, la capital rusa.
"Acá todo es gigantesco —cuenta con humor Pablo Benzo—, las estaciones del metro son enormes. En las escaleras uno puede inventar algo, mientras está esperando llegar abajo o arriba. De hecho, el título de una de mis obras para la Bienal es 'Reflexiones en una escalera del metro'".
Los artistas también se han dejado asombrar por el paisaje moscovita. "Me ha sorprendido la arquitectura y el cuidado de la misma: no importa el estilo que sea, clásico o moderno, tienen cuidado de todos los detalles", explica Mario Mankey, quien dejó su firma también en uno de los muros de la ciudad.
Jaz, por su parte, hace énfasis en la diferencia entre Latinoamérica y Rusia. "Note una sociedad muy estricta, con mucho resabio de una época [soviética] que choca bastante con la forma de ser latinoamericana. Pero me parece un lugar alucinante en todo sentido. Ese tipo de diferencias hace que me parezca un lugar increíble".