Hace cerca de dos años, los refugiados suponían cerca del 37% del total de los arrestados. Sin embargo, en marzo de 2016, de las 6.984 personas detenidas en Alemania, el 44,6% de ellas eran refugiados o extranjeros, informó el medio.
La mayoría de los detenidos son originarios de Turquía y Rumanía y el aumento en el número de los arrestados se dio especialmente entre los migrantes procedentes de Túnez, Argelia y Marruecos. Los delitos más frecuentes de los que se les acusa son robos y tenencia o tráfico de drogas.
Para combatir el hacinamiento carcelario, el Gobierno alemán planea invertir 26 millones de euros —unos 29 millones de dólares- anuales en la creación de nuevas cárceles para dar cabida a aquellos que cometan delitos, informó la publicación.
El Ministerio de Justicia alemán tiene la intención de ofrecer el próximo año un curso sobre las leyes del país para "todos los refugiados que planean quedarse en Alemania".
"Debemos exigir de aquellos que quieren permanecer aquí por un plazo medio o largo, la voluntad de familiarizarse con nuestras reglas del juego", afirmó Wolf.