Ahora está comprobado científicamente que la ruta a través de Rusia resultó atractiva a los refugiados porque era más barata y más segura, en comparación con los peligros que planteaba una travesía por el mar Egeo.
Markku Kivinen, director del Instituto Alexander en Finlandia, se ha mostrado en sintonía con sus colegas noruegos y ha asegurado que "no todo depende de Putin".
La crisis de refugiados en las fronteras de los países nórdicos, especialmente en el caso de Noruega, que recibió 5.500 solicitudes, fue en su momento un tema controvertido.
Las autoridades empezaron entonces a responsabilizar a los taxistas rusos del transporte de los indocumentados. Luego, con el inicio de las heladas del invierno, a los refugiados los deportaban en las mismas bicicletas en las que cruzaban la frontera.
Después erigieron una valla en el único puesto fronterizo con Rusia, Storskog, con la idea de que "Si el flujo de inmigrantes se escapa de control, la valla ayudará". Finalmente, la frontera con Rusia fue cerrada.