"El fiscal Eduardo Rosende solicitó una reconstrucción del fallecimiento de Nisman", señalaron las fuentes.
La querella en la causa, representada por las hijas y la expareja del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, y el único imputado en la causa, el informático Diego Lagomarsino, que le prestó a Nisman el arma con la que perdió la vida, pueden oponerse a la reconstrucción, aunque la decisión de su realización o no estará a cargo de la jueza Palmaghini.
La autopsia psicológica que se realizó sobre el fiscal concluyó que el funcionario no presentaba "al momento de su muerte un síndrome o trastorno psíquico asociado a conducta autodestructiva" que permitiera inferir que pudo suicidarse.
En el marco del expediente, hasta finales de septiembre continuarán las declaraciones testimoniales de todos los empleados que trabajaban con Nisman en la Unidad Fiscal de Investigación (UFI), responsable de investigar el atentado contra la mutual judía AMIA de 1994 que causó la muerte de 85 personas.
Una vez se cumplan estos pasos procesales, la jueza deberá fijar una fecha para que se reúna una junta interdisciplinaria, en la que podrían participar expertos estadounidenses del FBI que puso a disposición el Ministerio de Justicia argentino.
Nisman estaba a cargo desde hacía una década de la investigación del atentado a Asociación Mutualista Israelita Argentina (AMIA).
Cuatro días antes de morir, el fiscal denunció penalmente a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), a la que acusó de encubrir la supuesta responsabilidad de altos cargos iraníes acusados por la justicia argentina de estar detrás del atentado.
Nisman apareció sin vida en su apartamento de Buenos Aires, de un tiro en la sien, a un día de tener que sustentar su denuncia ante el Congreso.