Mario Segovia, conocido como 'el rey de la efedrina', preso desde 2008 y condenado a 14 años de cárcel, amenaza con decir todo lo que sabe sobre las relaciones entre la política y los narcotraficantes mexicanos.
Segovia mantuvo silencio hasta ahora y negó haber participado en la 'mafia de la efedrina', una operación mediante la cual compañías farmacéuticas importaban este precursor químico a Argentina, donde estaba permitido, y lo exportaban a los narcotraficantes mexicanos, que lo utilizaban para fabricar drogas sintéticas, al punto que el país patagónico llegó a ser el tercer importador mundial de esta sustancia.
El "Rey de la efedrina" podría pedir declarar como arrepentido https://t.co/AR6b5ecRHb
— Eduardito Corcho Ψ (@corcho808) August 16, 2016
'El rey de la efedrina' decidió contar lo que sabe después de que, en junio de este año, la Corte de Casación confirmó su condena a 14 años de prisión, y después de las declaraciones de otros detenidos que lo involucran. Por esta razón, el 25 de agosto, su abogado pidió incorporar a Segovia en el régimen de Protección de Testigos.
El contrabando de efedrina fue tan grande que llevó al procesamiento del exjefe de la Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), José Granero, ya que, según la Justicia, de los 47.625 kilogramos de efedrina autorizados a ser importados entre 2004 y 2008, casi 41.000 kilos fueron desviados al narcotráfico.
El enorme tráfico se empezó a descubrir en julio de 2008, cuando fue allanado un laboratorio de fabricación de metanfetaminas en una lujosa casa de la ciudad Ingeniero Maschwitz, ubicada a 50 kilómetros al norte de Buenos Aires, donde se encontraron 200 kilogramos de efedrina.
Tras el operativo, fue detenido el empresario mexicano Juan Jesús Martínez Espinosa y, en noviembre de ese año, cayó Segovia. Hasta pocos años antes, Segovia tenía algunos pequeños negocios, pero de pronto tuvo un crecimiento exponencial de su fortuna, empezó a comprar costosos automóviles y se mudó a una elegante casa en el exclusivo barrio de Fisherton de la localidad de Rosario.
Días después del descubrimiento del laboratorio en Ingeniero Maschwitz, el 13 de agosto de 2008, aparecieron asesinados con 16 balazos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina, tres empresarios farmacéuticos, tirados en una zanja al lado de una ruta al norte de Buenos Aires.
El escándalo de la efedrina se mezcló con la política y las elecciones de 2015. En agosto de ese año, Martín Lanatta, uno de los condenados por el triple crimen, concedió desde la cárcel una entrevista a un programa televisivo, en la cual acusó a Aníbal Fernández, entonces jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner, de ordenar el asesinato de los tres empresarios. Fernández se postulaba para gobernador de la provincia de Buenos Aires por el partido oficialista Frente para la Victoria, pero el impacto de la noticia fue tal, que Fernández perdió estrepitosamente las elecciones, dándole a Mauricio Macri los votos necesarios para triunfar en la contienda presidencial de octubre de 2015.
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Pérez Corradi también mencionó a Mario Segovia como uno de los principales traficantes de efedrina, y el condenado Martín Lanatta lo vinculó con José Granero, el exjefe del Sedronar.
En un nuevo capítulo de la historia, en agosto, el Gobierno de Macri suspendió al director de la Aduana, Juan José Gómez Centurión, a raíz de la filtración de unos audios de Whatsapp que, al parecer, habrían sido editados para inculparlo e inhabilitarlo. Coincidencia o no, Gómez Centurión acababa de presentar una denuncia sobre el millonario contrabando de efedrina.
Lo que diga Mario Segovia puede revolver aún más el avispero en esta larga novela de corrupción, narcotráfico, espionaje y asesinatos.