La revista destaca que, de este modo, EEUU perdió una cantidad importante de combustible para el sector energético.
El 20% de la energía eléctrica en EEUU depende de reactores nucleares, cuyas baterías tienen una expectativa de vida de entre 18 y 36 meses.
Así, Rusia, teóricamente, podría dejar a otros países sin luz y a la vez aumentar el poder de los BRICS en cuanto a riquezas e influencia mundial, subraya el autor.
Pero Obama y, especialmente, Clinton, ignoraron estos hechos y Rusia, hoy en día, posee una quinta parte del uranio estadounidense y lo exporta a otras partes del mundo, explica el medio. Lo más grave, señala William F. Jasper, es que la venta de las acciones de Uranium One, que fue ratificada por la secretaria de Estado, permitió a la Fundación Clinton recibir un donativo de decenas de millones de dólares por parte de Frank Giustra, fundador de UrAsia Energy, compañía que terminó fusionándose con Uranium One tras el acuerdo.