El estudio, publicado en la revista Nature, indica que el dispositivo tiene unos dos centímetros de alto y está hecho de silicona. En la primera etapa, los polímeros se vertieron en un molde de silicona, después de lo cual, a través de una impresión en 3D, les fue insertada una tinta especial para fijar el volumen. Después de un tratamiento térmico, la tinta se evaporó dejando los canales vacíos. Las señales a las extremidades se realizan a través de un sistema de microfluidos.
Como combustible utilizaron una solución al 50% de peróxido de hidrógeno. Reaccionando con platino, el peróxido se descompone generando grandes cantidades de agua y oxígeno. La diferencia de presión entre el gas y el líquido hace moverse a los circuitos.
Según los científicos, un milímetro de este combustible permite al 'octobot' funcionar autónomamente durante ocho minutos. Pero aún no es capaz de realizar tareas específicas, solo imita los movimientos del animal.
"Ahora bien, queda desarrollar un robot programable para que pueda realizar diversas operaciones y responder a los estímulos externos", comentó los resultados Robert Pastor, de la Universidad de Cornell.