"Estos niños enfrentan numerosos problemas en sus lugares de origen y llegan con no menos retos por delante, tras haber sufrido un viaje por el desierto con elevadas temperaturas y expuestos a deshidratación y problemas mayores, como tráfico de menores, secuestro o violación", dijo Patrick Moser, Consultor de Comunicación de Unicef en EEUU.
Estos menores llegan sin acompañantes y son transferidos a albergues operados por el Gobierno o a hogares de cuidado tutelar temporal y, siempre que sea posible, son puestos en libertad, a menudo con familiares que ya viven en los Estados Unidos.
Según Unicef, también se les garantiza una audiencia en la corte de inmigración en la que puedan presentar su caso de asilo o plantear otras vías de protección.