"Hay un moderado optimismo porque existe esa predisposición de acordar. Vamos avanzando", explicó el vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez-Maillo.
Sin embargo, Ciudadanos admitió este martes la existencia de varios puntos de fricción en las negociaciones.
Uno de ellos tiene que ver con el pacto anticorrupción que Ciudadanos impuso al Partido Popular como condición previa para sentarse a negociar.
El acuerdo, que fue firmado por los dos partidos, establecía que los cargos públicos imputados por corrupción deberían ser suspendidos.
Maillo defendió que no se trata de un caso de corrupción política sino de una presunta "prevaricación administrativa por una denuncia política".
Por su parte, el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, aseguró que su partido está recabando información sobre el caso para decidir cómo abordar el tema.
En cualquier caso, Villegas anunció que su formación entiende por corrupción política es aquella relativa al "enriquecimiento personal" o la "financiación ilegal".
"No es lo mismo meter la pata, que meter la mano en la caja", afirmó Villegas. En el mismo sentido se expresó Maillo, que pidió que "no se trate de hacer pasar por corrupción lo que no lo es".
Villegas reconoció que ese asunto "puede ser objeto de fricción" y anunció que su discusión será relegada al final de las negociaciones para no entorpecer el avance de las mismas.
"No hablamos de líneas rojas, pero está claro que, o hay unas condiciones mínimas para que valga la pena cambiar el sentido del voto, o no habrá acuerdo", sentenció Villegas.
Los dos partidos, que empezaron a reunirse el pasado viernes, tienen la intención de terminar las negociaciones esta semana.
Aunque Partido Popular y Ciudadanos llegasen a un acuerdo para que los segundos diesen su voto a favor al candidato Mariano Rajoy, este seguiría sin tener los apoyos necesarios para gobernar y tendría que buscar el respaldo del Partido Socialista o de formaciones nacionalistas de Cataluña y País Vasco.