El analista hace referencia a la incapacidad de Occidente de evitar que Moscú persiga sus intereses en el Oriente Próximo y afirma que "el jefe del Kremlin es capaz de agarrar a sus oponentes con la guardia baja y que nadie puede detenerlo".
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El uso de la fuerza aérea rusa en Siria dio a Moscú una ventaja significativa y ayudó a estabilizar la posición del presidente Bashar Asad, lo que convirtió, otra vez, a Rusia en "un factor influyente en el Oriente Próximo", según Avenarius.
Con la actual pérdida de EEUU de sus socios suníes, Rusia podría convertirse en un "socio no oficial del eje chií" en el Oriente Próximo, que incluye a Irán, Irak, Siria y el movimiento Hizbulá en el Líbano, declara el reportero.
"El fracaso de la 'primavera árabe' fortaleció posiciones islamistas y desacreditó el modelo occidental de sociedad. La política de Estados Unidos en Siria puede ser vista como una broma triste. (…) Moscú se presenta como una fuerza organizadora, la cual, al menos, encuentra una respuesta amistosa", concluye Avenarius.