Durante dos décadas, el equipo de Berger trabajó en la construcción de una neuroprótesis para ayudar a las personas con demencia, ataques cardíacos, contusiones y la enfermedad de Alzheimer, que afecta a uno de cada nueve adultos mayores de 65 años.
El laboratorio registró la actividad eléctrica en las neuronas del hipocampo —una estructura del cerebro humano relacionada con el funcionamiento de la memoria— durante la recepción de la información y su conversión en memoria a largo plazo. Asimismo, los científicos construyeron un modelo matemático del proceso y desarrollaron una serie de experimentos de estimulación de la memoria en roedores y primates.
De esta manera, el proyecto prevé la construcción de un microprocesador que, a través de los electrodos implantados, registrará y procesará las señales de las neuronas receptoras de información y estimulará las neuronas que transforman la información en memoria a largo plazo.
Según explicó Berger, su equipo logró descubrir el principio común de la codificación de la memorización en ratas, cuyo cerebro cuenta con un promedio de 200 millones de neuronas. Sin embargo, el cerebro de los primates, incluidos los humanos, tiene un promedio de 86.000 millones de neuronas, lo que complica la tarea de los investigadores.
Bryan Johnson, director ejecutivo de Kernel, afirma conocer todos los retos que implica la implantación de un chip en los seres humanos, pero también enfatiza que su objetivo principal es construir un producto ampliamente accesible que será capaz de proporcionar grandes beneficios a toda la humanidad. El empresario indica que "una pequeña mejora en la memoria puede ayudar a la gente con demencia a mantener su dignidad y disfrutar de una mayor calidad de vida".