"El PSOE votará en contra de la investidura del señor Rajoy y en contra de unos presupuestos que traerán seguro más recortes", aseguró Sánchez.
El Partido Popular firmó una acuerdo con la formación liberal Ciudadanos para poner en marcha unas negociaciones con el objetivo de que los liberales apoyen la investidura de Mariano Rajoy.
Por tanto, el dirigente conservador necesita conseguir el voto favorable (o la abstención en segunda ronda) de diputados socialistas o de nacionalistas vascos y catalanes.
En las últimas horas, tanto el Partido Popular como Ciudadanos aumentaron la presión sobre el PSOE para que afronte su "responsabilidad" de desbloquear la situación y permitir que haya un Gobierno.
Pedro Sánchez se mostró inmune a las sugerencias de estos dos partidos y volvió argumentar que su partido no será "cómplice de la corrupción, ni de la precariedad ni el desempleo", que a su modo de ver son elementos que caracterizan la gestión de Gobierno del Partido Popular.
"Lo podemos decir más alto pero no más claro: el PSOE no se va a abstener ante la corrupción, la desigualdad, la precariedad y el desempleo", insistió Sánchez.
La línea argumental de los socialistas incide en que el Partido Popular debe negociar con sus "aliados potenciales", que a su modo de ver son los partidos nacionalistas vascos y catalanes de corte conservador, con los que ya alcanzaron un acuerdo previamente para la formación de la Mesa del Congreso.
El Partido Popular, sin embargo, insiste en que es responsabilidad desbloquear la situación corresponde a Sánchez. Según anunció la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría,
"El presidente del Gobierno va a llamar con carácter inmediato al líder del Partido Socialista, la posición de Mariano Rajoy va a ser muy constructiva y esperamos que la de Pedro Sánchez también lo sea", afirmó la vicepresidenta en rueda de prensa tras la celebración del Consejo de Ministros, apenas unos minutos después de que Sánchez se reiterara en su negativa al Partido Popular.