"Los bancos no nos daban préstamos. No teníamos respaldo. Hipotecamos la casa, vendimos unos autos y pedimos plata prestada a algunos amigos. Hicimos todo lo que pudimos hacer para conseguir recursos y comprar lo que necesitábamos. Empezamos trabajando en el fondo de la casa de mi padre. Armamos un minilaboratorio en el quincho —cobertizo—", confesó a Sputnik Alberto Chevalier, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y uno de los fundadores del Laboratorio Gihón.
Comenzaron produciendo tiomersal, un conservante para vacunas. Una vacuna es un virus atenuado de alguna enfermedad. Se les inyecta a las personas para que, en caso de contraerla, hayan desarrollado los anticuerpos para combatirla. Para eso es fundamental que el virus se mantenga vivo.
De todos los conservantes que se usan, el mejor es el tiomersal, producido a nivel mundial solo por el laboratorio Gihón.
"Cuando empezamos, teníamos competidores en Estados Unidos, Europa, la India. Para el año 1995, éramos los únicos productores del mundo. Ahora, desde hace dos décadas, solo nosotros producimos este conservante", aseguró el doctor en Química.
Desde el momento en que se abrieron paso como emprendedores en el fondo de una casa han pasado 26 años. En ese tiempo, el crecimiento de la empresa ha sido exponencial. En 2015, Gihón facturó 3,3 millones de dólares. Este año, para hacer frente al desafío que les propuso la ONG del magnate estadounidense, recibirán una inversión de 1,5 millones de dólares.