Cordeiro de Lima, el único medallista olímpico latinoamericano en maratón, ha subido unos cuantos escalones hasta encender el pebetero, que luego se ha elevado hasta quedar frente a una escultura móvil que reflejaba el brillo de la llama.
Ha recibido la antorcha de la jugadora de baloncesto Hortência Mascari, que a su vez la recibió del exjugador de tenis Gustavo Kuerten, número uno mundial en el año 2000 y triple campeón del Abierto de Francia.
La ceremonia de clausura ha terminado con fuegos artificiales iluminando el cielo de Río de Janeiro y la visión del Cristo Redentor iluminado de los colores verde y amarillo de la bandera de Brasil.
Al dejar el estadio los miles de espectadores coreaban una canción típica de las celebraciones futboleras que exalta el orgullo de pertenecer al gigante suramericano: "Soy brasileño, con mucho orgullo, con mucho amor".