A medida que disminuye el número de empleadores estadounidenses que ofrecen programas de retiro de renta fija en forma de pensiones, hay una mayor necesidad de que las personas ahorren por su propia cuenta. Sin embargo y paradójicamente, el índice de ahorros ha declinado un 40% desde los años 80.
"Queríamos comprender mejor los factores psicológicos que impulsan al consumo y al ahorro. De esa manera esperábamos identificar y seleccionar aquellos que permitan motivar a un mayor ahorro entre las personas que tienen recursos suficientes, pero, que a la vez, tienen pocas habilidades de gestión financiera", explicó la especialista.
En la encuesta, conducida por Newcomb y sus colegas, participaron más de 700 adultos —el 57% de hombres, el 47% con un título universitario—. Tenían que responder las preguntas diseñadas para evaluar ciertas actitudes tales como la impulsividad, el materialismo, la educación financiera y la medida en la que piensan en el futuro.
Como era de esperar, la impulsividad y el materialismo vienen asociados con gastos excesivos e insuficientes ahorros. Al mismo tiempo, el resultado más interesante del experimento consiste en que el factor determinante del comportamiento económico no es la competencia financiera, sino la concentración en el futuro.
Aquella idea puede tener implicaciones incluso a nivel de iniciativas gubernamentales, sostuvo en su intervención la investigadora estadounidense:
"El trabajo con individuos que apuntan al desarrollo de una visión más clara de su futuro puede tener un impacto positivo más importante que simplemente la enseñanza de los conceptos de finanzas".