El punto clave de cualquier portaviones es la composición de su grupo de aviación de combate. Es obvio que el cazabombardero F / A-18E Super Hornet y el F-35 no serán suficientes en 2030, opinan los analistas.
"Si estos portaviones no son capaces de llevar a cabo operaciones dentro de la burbuja A2 / AD —capa 'anti-acceso / área de negación'- el primer día de una guerra de alta tecnología, ¿para qué gastamos 13.000 millones de dólares?", se pregunta el jefe de programas de defensa estratégica del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, Jerry Hendrix.
Otro experto, el gerente de la consultora Grupo Ferrybridge, Brian McGrath, comparte esa opinión: "siempre hay que tener en cuenta que un portaviones es solo un aeropuerto a flote. Puede recibir a bordo o lanzar cualquier cosa. Lo más importante es la cubierta de vuelo".
La solución podría ser un grupo de combate no tripulado de la aviación de largo alcance a bordo del portaviones, argumentó McGrath. Sin embargo, si uno apuesta por este tipo de aeronaves, existen dificultades técnicas relacionadas con la compatibilidad de los aviones de combate no tripulados con los del programa JSF (Joint-Strike Fighter), en particular el F-35.
La Armada teme ir más allá del programa JSF y, en consecuencia, destina la cubierta de los aviones no tripulados a las funciones secundarias, agregó el experto.