Según explicó, se trata de una labor conjunta dirigida a prevenir incidentes en el mar y en el aire y "celebrar consultas con los departamentos militares de Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Suecia y Finlandia para disipar temores por las actividades militares en las zonas fronterizas".
A principios de julio pasado el presidente de Finlandia, Sauli Niinisto, declaró que los países de la región del Báltico "se sienten amenazados por Rusia" y "le tienen miedo".
Constató a la vez que también Rusia considera a la OTAN una "seria amenaza" y señaló que "la confianza es la palabra clave para romper este círculo vicioso".
Las relaciones entre Rusia y Occidente se deterioraron a raíz de la crisis ucraniana y particularmente después de la adhesión de la península de Crimea a Rusia en 2014.
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Tras el agravamiento de la situación en Ucrania, la OTAN incrementó su actividad naval cerca de las fronteras de Rusia, en particular en los mares Negro y Báltico.