Un agente murió en la tarde del sábado después de que los ocupantes del cuartel abrieran fuego contra las fuerzas del orden.
"En vista del creciente riesgo de escalada, instamos a las partes a abstenerse al máximo de la violencia y de provocaciones", expresó Avákov en un cominicado difundido el sábado.
La oficina de la organización siguen la evolución de los acontecimientos con una creciente preocupación, indicó.
"Lamentamos la muerte de otro agente de policía y queremos trasladar nuestro pésame a su familia", agregó.
El 17 de julio, un grupo armado irrumpió en un cuartel de policía ubicado en Erebuni, sureste de Ereván, y tomó rehenes exigiendo liberar al detenido opositor radical Yirair Sefilián, líder de las formaciones Nueva Armenia y Parlamento Constituyente, acusado de posesión ilegal de armas.
Los atacantes exigieron además la dimisión del presidente armenio, Serzh Sargsián, y la formación de un Gobierno interino.
Durante el asalto murió un agente y resultaron heridas seis personas, incluidos cinco policías.
En los días posteriores, el grupo fue liberando a los rehenes, hasta soltar a los últimos el 23 de julio, pero se negó a desalojar el cuartel en cuyas inmediaciones montan guardia representantes de la oposición, para impedir un asalto.
En la noche del 20 al 21 de junio hubo enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. Los desórdenes se saldaron con 51 heridos y 136 detenidos.
En la madrugada del 27 de julio, dos miembros del grupo se rindieron a la policía. Un tiroteo que tuvo lugar en el recinto dejó heridos a un agente y a dos militantes armados, entre ellos el líder fáctico del grupo, Pável Manukián. Ambos radicales fueron hospitalizados.
En la misma fecha, los activistas capturaron a cuatro personas, el equipo de una ambulancia que había llegado para socorrer a los heridos.
Posteriormente liberaron a uno de los médicos, pero retuvieron a los tres restantes y dijeron que les dejarían ir si les sustituía otra brigada.
Según el Ministerio de Sanidad, son retenidos en calidad de rehenes, pero los ocupantes del edificio, algunos de los cuales sufrieron heridas en tiroteos con la policía, dicen que es para asegurarse constante asistencia médica.
El 29 de julio, resultaron heridos tres militantes, dos de los cuales fueron hospitalizados. Tras la evacuación de dos heridos, uno de los tres médicos que permanecían en el recinto no volvió al cuartel, de manera que dentro se quedaron dos supuestos rehenes: un doctor y una enfermera.