El informe también sugiere que incluso si Moscú no está interesado en una confrontación directa con la alianza en este momento, "esto puede cambiar inesperadamente de un día para otro, y puede hacerse realidad con gran velocidad, siguiendo los planes ya preparados".
Por otra parte, el informe sugiere que "Polonia [también] debe declarar que, en caso de ataque, se reserva el derecho de enviar fuerzas de operaciones especiales al territorio ruso, como la ciudad de Kaliningrado, con el fin de ayudar a destruir objetivos de alto valor, por ejemplo, el Pántsir y otras baterías de misiles".
Lógicamente, Moscú trató de apagar el fuego de la retórica de los expertos occidentales.
El ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, tuvo que reiterar el mes pasado que Rusia nunca atacaría a ningún país de la OTAN.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, fue aún más contundente, al calificar como una "pseudoanálisis de locos" el informe del centro analítico estadounidense Atlantic Council.
Por su parte, los analistas rusos se quedaron muy sorprendidos por los temores de una invasión rusa de Polonia. La pregunta central que acompañaba sus deliberaciones fue simple: "¿Por qué diablos Moscú necesitaría invadir Polonia?".
Al mismo tiempo, el experto señaló que los círculos de expertos occidentales están "dominados por personas cuya visión del mundo se formó durante la Guerra Fría. Por esta razón, ellos creen que la principal amenaza para EEUU y la OTAN proviene de Rusia, y que Occidente debe estar preparado para una guerra contra Moscú".
Sin embargo, surge la pregunta: ¿por qué Polonia? Es que no es de ningún interés estratégico para Rusia, ni tan siquiera la población es rusoparlante. No obstante, es seriamente considerado como un objetivo. Trujachev mencionó entre las posibles razones la proximidad a la región de Kaliningrado, el papel de Polonia como el país más grande de Europa del Este, una larga historia de malas relaciones entre ambos países, y la construcción de la base antimisiles en el país.
Respondiendo a la pregunta de si alguien en Polonia realmente cree en una inminente invasión rusa, Trujachev señaló que por desgracia, la propaganda puede ejercer una influencia muy fuerte. "La idea de una 'Rusia aterradora' que vendrá para invadir Polonia está fomentada por el partido gobernante 'Ley y Justicia'. Dentro de ese partido destacan el ministro de Defensa Antoni Macierewicz y el canciller Witold Waszczykowski por sus regulares comentarios antirrusos".
"Son unos rusófobos totales con una imaginación deformada que ven una 'amenaza rusa' por todos lados… Lo hacen para desviar la atención de los polacos ordinarios de una política económica no muy exitosa, y para que la UE y la OTAN le den dinero extra a Polonia. Además de su proximidad a Rusia, Polonia no tiene realmente ningún as en la política exterior".
Trujachev sostuvo que actualmente "en Polonia, en diversos grados, más del 80% de la población tiene miedo de Rusia. Teniendo en cuenta una historia complicada de los dos países, esto es bastante comprensible. Sin embargo, las cifras de los que creen en la posibilidad de una guerra entre Rusia y Polonia es mucho menor. La idea de transformar a Polonia en una arena para las operaciones de combate encuentra poca simpatía en la sociedad polaca, y la mayoría de los polacos no quieren guerra con Rusia por ninguna razón".
Trujachev señaló que "Polonia y los países bálticos van a obtener un cierto nivel de seguridad por parte del despliegue de estos batallones en sus territorios. Por otro lado, también se arriesgan a convertirse en el blanco. Pues, si una verdadera guerra estallara, no quedaría nada de todo el Báltico y la mitad de Polonia".
Asimismo, Stanislav Byshok, analista político de la organización internacional de supervisión CIS-EMO, hizo hincapié en que es muy posible que los analistas mismos no crean en sus hipotéticos guiones. Otra cosa es que estos estudios vengan a un terreno preparado por los temores de Polonia y el actual empeoramiento de las relaciones entre Occidente y Rusia.
Tema: Relaciones Rusia-OTAN
"En la psicología, existe un término llamado 'el narcisismo de las pequeñas diferencias', que describe la idea de que entre 'las comunidades con culturas similares surgen brotes de hostilidad mutua y masacres con mayor frecuencia que entre aquellos que son completamente diferentes'".
El analista enfatiza que este término se ajusta a la relación entre Rusia y Occidente.
"Los rusos, que también somos cristianos y europeos, pero un poco diferentes a los europeos occidentales encajamos mejor para el papel del 'enemigo' que los islamistas barbudos procedentes de los desiertos de Oriente Próximo", concluyó.