Las cuentas del Ministerio de Defensa surcoreano revelan que Corea del Norte ha disparado 31 misiles en el último lustro, mientras durante el gobierno anterior de 18 años de su padre solo fueron 16.
"El acento del joven Kim en los misiles balísticos busca mejorar la capacidad para lanzar proyectiles nucleares", ha asegurado un oficial del ministerio a la agencia oficial Yonhap.
La febril actividad misilística de los últimos cinco años ha dejado una factura en las adelgazadas arcas norcoreanas de 110 mil millones de wons, casi 100 millones de dólares.
Corea del Norte sufre frecuentes cortes de luz y la población padece hambrunas cíclicas, según organizaciones de derechos humanos.
En el listado del ministerio surcoreano no se han incluido los tres lanzamientos de largo alcance para poner satélites en órbita, que son vistos por la comunidad internacional como ensayos de misiles nucleares transoceánicos.
El tiempo ha desmentido las expectativas creadas tras la subida al poder de Kim Jong-un, de quien se esperaba que su formación en Suiza, su apego por la cultura occidental y sus primeros discursos aludiendo a la urgencia de mejorar las condiciones de vida de su pueblo le empujarían a un comportamiento más adecuado a los estándares globales.
Pero desde los primeros meses mostró que no se desviaría de la política paterna y pronto le superó.