"China es todavía un país en vías de desarrollo. No podemos asumir la mayor responsabilidad en la economía global", ha dicho Li en una mesa redonda en Pekín junto a pesos pesados como Jim Yong-kim, presidente del Banco Mundial, Chistine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional, o Roberto Azevedo, director de la Organización Mundial del Comercio.
El primer ministro y encargado del área económica ha defendido que la recuperación global es una responsabilidad compartida que exigirá el concierto de la comunidad internacional.
El secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, había afirmado ayer que no será necesario que se tomen las agresivas y coordinadas medidas de estímulo fiscal aprobadas para combatir la crisis financiera de 2008 y 2009.
Li ha negado que China vaya a emprender una guerra de divisas para proteger sus exportaciones y ha prometido que mantendrá "un cambio básicamente estable en un nivel equilibrado".
Las directrices de la segunda economía mundial siguen invariables a pesar de las presiones globales a la baja, ha afirmado Li.
También ha defendido que la deuda nacional no es alta, pero que las autoridades aumentarán la presión sobre los sectores de crédito oscuros y los gobiernos locales.
La economía china creció un 6,7 por ciento en el segundo trimestre respecto al mismo periodo del año anterior, lo que confirma que sigue el ritmo sostenido que busca Pekín.