Otro caso insólito es el de un chico ruso que caminaba tranquilo por las calles de Estambul tres días después del golpe y preguntó: "¿Hola, tío, qué está pasando aquí? ¿Por qué hay tantas banderas?".
"Llegué aquí para descansar. Es el tercer día de las vacaciones. El whisky está bien y la cerveza no tanto", manifestó el joven.
Otra turista rusa, que llegó a pasar sus vacaciones junto al mar, tampoco parece asustada por los últimos eventos.
"¡Este golpe de Estado no es nada sorprendente! No pueden imaginar lo que sucedió en Moscú en 1993, cuando hubo un golpe en Rusia. Aquí la gente se reunió y un rato después se fue a sus casas", explicó.
Otra turista de Moscú, llamada Anna, lamentó que los acontecimientos causaran víctimas mortales, pero declaró que no le tiene miedo a nada.
"He vivido muchas cosas. Perdí mi dinero en los años 90, vi dos golpes de Estado —en 1991 y 1993—, y me enfrenté a muchas trabas con mi negocio", relató.
Parece que el hecho de que muchos rusos hayan sido testigos de acontecimientos dramáticos de la historia reciente de Rusia les ha llevado a no estar demasiado sorprendidos, comentó la periodista, y son muchos los que recuerdan que, tal y como dice el refranero ruso, "¡Cosas peores nos han pasado!".