Lyashko se ocupa del desarrollo de la prótesis del miembro superior. Recientemente, su proyecto atrajo la atención de los inversores gracias a su innovadora visión, que trata de mejorar el día a día de millones de personas con discapacidad física.
Aunque los proyectos semejantes ya existen y se desarrollan activamente, el ingeniero ruso destaca una serie de ventajas que ofrece su dispositivo. Primero, Maxbionic usa una variedad de tecnologías avanzadas, como la impresión 3D y el proceso de ensamblaje simple. Segundo, ofrece unas prestaciones equiparables a sistemas análogos avanzados, pero a un precio decenas de veces menor.
Otra particularidad del proyecto estriba en que todos los nodos y los componentes electrónicos utilizados en las prótesis están o serán próximamente fabricados por el propio Maxbionic.
Como era ingeniero de formación, decidió desarrollar su propio modelo. Aún más, Lyashko opina que el hecho mismo de ser discapacitado le confiere una ventaja única.
"Soy minusválido, además de usuario de una prótesis, por eso entiendo el problema desde dentro. Veo cosas que a un hombre sin discapacidad no se le ocurren", aseguró a Sputnik.
La tecnología detrás de Maxbionic se basa en las señales eléctricas de los músculos restantes del miembro superior. Las manos robotizadas realizan movimientos al recibir las señales mediante sensores instalados sobre los músculos. La prótesis ya puede reconocer varios gestos, y los diseñadores planean aumentar el número de movimientos disponibles.
Ahora, Maxbionic cuenta con tres prototipos de prótesis: biónica para adultos, biónica para menores y de tracción. El coste de los primeros prototipos rusos se cifraba en unos 350 dólares, mientras que sus análogos extranjeros cuestan al menos 25.000 dólares. De hecho, la reducción del precio ha sido una de las metas principales de la iniciativa.
El fundador de la empresa está trabajando en la mejora de la calidad y la funcionalidad de las prótesis. Por lo tanto, Lyashko está dispuesto a aumentar el precio hasta unos 1.000 dólares —lo que se deberá al uso de componentes electrónicos de mayor calidad— para hacer el dispositivo más útil.
El proyecto ha recibido 8.000 dólares en el servicio de micromecenazgo ruso Boomstarter. Para seguir adelante con el proyecto hacen falta unos 23.500 dólares. El dinero irá destinado a construir al menos 10 prótesis y ofrecérselas a los minusválidos para el uso cotidiano. El objetivo es recabar más datos sobre su uso, según Lyashko.
Al realizar el proyecto, todos los diseños serán de acceso público para que cualquiera pueda construir el aparato con la impresora 3D y componentes baratos. De hecho, varias personas ya han utilizado los diseños del prototipo para montar sus propias prótesis gratis.
En varios meses, el equipo de Maxbionic probará su prótesis en el ámbito médico para recibir una certificación oficial.
La representante de Boomstarter —la plataforma de micromecenazgo rusa donde se lleva la campaña de recaudación de dinero—, Anastasía Marischuk, en declaraciones a Sputnik, comentó que el proyecto tiene un gran potencial y que es capaz de recaudar los 15.000 dólares restantes en 14 días. El dinero puede provenir no solo de usuarios ordinarios, sino también de grupos que buscan apoyar a los minusválidos.