Aunque ya se sabe que la política conservadora Theresa May ocupará el cargo de Cameron, la cuestión de cómo este relevo político podría influir en las relaciones ruso-británicas aún sigue sin respuesta, informa el diario ruso Gazeta.
De acuerdo con uno de los directores de la Escuela Superior de Economía de Rusia, Timofey Bordachev, los cambios podrían pasar solo si Rusia abandona sus objetivos y obedece a Occidente reconociendo su liderazgo, o si Londres se conforma con el hecho de que Occidente ya no es la única y principal fuerza en la arena internacional.
"Yo no veo como la personalidad de Theresa May podría influir en las relaciones entre Rusia y el Reino Unido. La desconfianza mútua es de carácter sistemático", dijo el experto.
Sin embargo, el medio destaca que anteriormente May demostró con acciones que no busca agudizar las relaciones entre Londres y Moscú. En enero pasado ella personalmente apagó un escándalo, a punto de estallar tras la publición del nuevo informe sobre el caso de Litvinenko.
Según el reporte del juez británico Robert Owen, presentado en el Parlamento británico, el exagente ruso podría haber sido envenenado durante una "operación del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) probablemente aprobada" por el presidente Vladímir Putin y el actual jefe del Consejo de Seguridad ruso, Nikolái Pátrushev.
En aquel entonces la esposa de Litvinenko exhortó al Gobierno británico a imponer sanciones a Rusia y aplicar otras medidas contra el Kremlin. Por su parte, Theresa May declaró que la ruptura completa de las relaciones con Rusia no llevaría a nada bueno ni en la esfera de lucha contra el terrorismo, ni en la regulación internacional del conflicto sirio.