Las muchachas, de origen yazidí —religión preislámica de Oriente Medio—, vestidas de uniforme y con armas en las manos defienden valientemente su tierra de la amenaza yihadista.
Wadhat Jalil Salej, de 22 años, tomó parte en la campaña para liberar la ciudad de Sinjar desde los primeros días de la operación, donde las brigadas de mujeres combatían junto con hombres contra los terroristas de Daesh.
"Decidí ser miembro de la brigada femenina de Sinjar desde que, en 2014, los combatientes de Daesh cometieron genocidio contra nuestro pueblo. Ahora participo en las acciones militares en la región de Sinjar para liberar completamente este territorio de los yihadistas", declaró la joven a Sputnik.

Durante todos los combates, Wadhat abatió a varias decenas de terroristas. Su misión consiste no solo en luchar en el frente, sino en repeler los contraataques a la hora de liberar a los pueblos sometidos.

La miliciana no pudo recibir una formación completa debido al genocidio de 2014. Ahora, Wadhat tiene un solo sueño: que todas las yazidíes vuelvan y en Irak reine la paz.
"Me dirijo a todos los combatientes de Daesh y a sus jefes: ¡les espera una derrota total! ¡Les echaremos de todo Irak!", manifestó la miliciana.