Las inmediaciones de las estrellas que se encuentran en el intervalo entre el tipo espectral A —con temperaturas similares a las del sistema solar— y la clase K —los astros más fríos, donde la temperatura baja hasta los —5026 grados centígrados— son las que tienen más perspectivas de acoger vida extraterrestre.
En su estudio, los investigadores estadounidenses tuvieron en cuenta la frecuencia de expansión de diferentes tipos de estrellas por la galaxia y el universo, la velocidad de su evolución, el tamaño y la localización de las zonas con alto potencial de habitabilidad, sus campos magnéticos y la radiación, así como sus características físicas —la masa y la temperatura—.
Este análisis tan detallado ha permitido a los científicos introducir un nuevo término: el HabPREP —Habitable Planetary Real Estate Parameter, en inglés— que determina el grado de aptitud de las estrellas para que en su superficie surja la vida.