El sexto observatorio de rayos X de Japón, Hitomi, fue lanzado al espacio a mediados de febrero de 2016. El primer mes funcionó sin problema, pero, a finales de marzo, cuando los científicos realizaron las últimas pruebas antes de poner el observatorio en explotación, el contacto con la Tierra se perdió de repente y, como muestran las fotos de la NASA, el telescopio se descompuso.
From the last gasp of a failed satellite comes a glimpse of galaxies far, far away https://t.co/4UT6svDQHv #Hitomi pic.twitter.com/hIcxWumpqz
— Nature News&Comment (@NatureNews) 7 de julio de 2016
Los primeros días después del incidente, Hitomi dio varias señales de vida, lo que permitió esperar que se recuperara, pero en el transcurso de las siguientes semanas, los especialistas de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) no lograron restablecer el contacto con el artefacto y entender qué le pasaba concretamente. De modo que hubo que observarlo desde la Tierra y, al final, concluir la misión a finales de abril.
Andrew Fabian, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y sus colegas que colaboraron en el proyecto Hitomi, incluido el ruso Félix Ajaronián, de la Universidad Nacional de Investigaciones Nucleares (MEPhI), en Moscú, presentaron los primeros y últimos datos recibidos por el telescopio en el curso de la fase de prueba de los instrumentos de a bordo a fines de febrero y a principios de marzo de 2016, y contaron que el artefacto explotó debido a un error, a saber, un signo matemático incorrecto en el programa que manejaba su motor.
Galaxy cluster keeps calm and carries on radiating X-rays. Latest results from #Hitomi: https://t.co/lPZw5UOHI9 pic.twitter.com/APyZyTjz1M
— ESA Science (@esascience) 6 de julio de 2016
En estas fotos singulares se puede ver cómo se mueve el gas en el núcleo de la lejana galaxia NGC 1275, en la constelación de Perseo, girando alrededor del supermasivo agujero negro. El cúmulo de galaxias en el que se encuentra fue el primer y el último objeto dentro del cual los científicos lograron observar el movimiento del gas directamente, sin emplear métodos de observación indirectos.
Como comentan Fabian, Ajaronián y sus colegas, observando los flujos de este gas los astrofísicos lograron por primera vez ver cómo los agujeros negros neutralizan el enfriamiento de las nubes del hidrógeno caliente dentro las galaxias y fuera, "ahogando" de esta manera los procesos de creación de estrellas en ellas, creando unos enormes cementerios de estrellas.
What the #Hitomi satellite learned about the Perseus galaxy cluster before it disintegrated: https://t.co/Fl177kI8DU pic.twitter.com/fwXeW8Jr0Z
— University Waterloo (@UWaterloo) 7 de julio de 2016
Hitomi hizo un descubrimiento bastante imprevisto: resulta que el gas se desplaza entre las galaxias de manera relativamente lenta, su velocidad no supera los 150 km por segundo. Estos datos serán de interés para los cosmólogos, que intentan entender los fenómenos de la materia oscura y de su hermana aún más misteriosa, la energía oscura.
Con ello, por lo visto, se limita la aportación científica de la misión Hitomi. El telescopio no tuvo tiempo para transmitir otros datos útiles a la Tierra. Sus análogos más cercanos, por ejemplo, el artefacto europeo Atenas, aún tardarán mucho en ser lanzados, como mínimo hasta el año 2028 y, por eso, los misterios de los agujeros negros y de su influencia en la vida de las galaxias quedarán sin ser estudiados en el perfil de rayos X.
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Según Fabian, algunas agencias espaciales intentan encontrar ahora recursos para construir un sustituto de Hitomi, lo que puede resultar en el lanzamiento de su sucesor en unos 4 o 5 años y no en 12, como en el caso de Atenas.