La fracción cuenta con unos 400 combatientes que operan en las zonas este y sureste del país, y genera recursos a través de acciones ilegales como la extorsión y el secuestro.
La Operación Jaque permitió la liberación de Bentancourt y de catorce secuestrados más, entre ellos varios militares y tres ciudadanos estadounidenses.
En términos de logística, el Frente Primero es también un "frente madre", explicó Ávila, "es decir, una estructura grande que recluta de forma rápida y fácil y que envía tropa a otros frentes o columnas que tienen dificultad para reclutar".
Tema: Histórico acuerdo entre el Gobierno de Colombia y las FARC
Según el especialista, la facción Armando Ríos opera en el departamento del Vaupés (sureste), sur de Guaviare, y Guainía (oriente), y tiene alrededor de 400 combatientes divididos en siete compañías de orden público, entre los que se cuentan una gran cantidad de indígenas.
"La zona donde opera es reconocida por tener mucha población colona que sobrevive de las economías ilegales, principalmente cultivos de hoja de coca y recientemente minería criminal: allí no hay vías terciarías, muchas de esas zonas son Parque Nacional o zonas de resguardos indígena, por lo que los colonos viven en posesión de la tierra y no tienen propiedad", precisó Ávila.
Otras disidencias
Agrupaciones como el Frente 16 y el Frente 57 también podrían declararse en rebeldía junto al Frente Primero.
El Frente 16 opera en el departamento del Vichada (este) y el Frente 57 en la frontera entre Colombia y Panamá.
Un factor que influye en los integrantes de las facciones disidentes es el "miedo al cambio" y a la posibilidad de sufrir ataques por parte de grupos paramilitares, lo que las vuelve reacias a las negociaciones de paz.
"En esos frentes la gente está tan atemorizada con la paz como el resto de ciudadanos de Colombia, la gente del común teme que las FARC no cumplan los acuerdos, mientras que los guerrilleros temen que el Estado les incumpla y que los paramilitares los asesinen", explicó Ávila.
Al respecto, el presidente Juan Manuel Santos advirtió el mismo miércoles que los guerrilleros que no respeten los acuerdos de paz terminarán "en una cárcel o en una tumba".
El Gobierno colombiano y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) mantienen diálogos de paz en La Habana desde noviembre de 2012 con el objetivo de lograr un armisticio que ponga fin a una guerra interna de más de medio siglo de existencia.