Yihad contra yihad
Oficialmente, la milicia chiita no participó en la última etapa del asalto a Faluya debido a la campaña lanzada por la oposición sunita en los medios de comunicación. Sin embargo, los chiíes consideran mérito suyo la victoria sobre Daesh en esta localidad.
"Daesh está luchando de modo extremadamente fanático y, si no fuera por Al Hashd y los sentimientos religiosos de los chiítas, sin duda, se habrían apoderado de todo Irak", aseguró Hadi al Amiri, uno de los líderes de Al Hashd al Shaabi.
Los yihadistas no tuvieron piedad de nadie. Las más afectadas resultaron las minorías. Pero los terroristas trataron con mayor desprecio a los chiitas. Los representantes de la comunidad religiosa más numerosa de Irak fueron estigmatizados como infieles.
Tema: Atrocidades del Estado Islámico
Contentos con sus sencillas victorias, los combatientes de Daesh consideraron seriamente la posibilidad de capturar las ciudades de Kerbala, Samarra y Nayaf, sagradas para el mundo chiita.
Precisamente desde Nayaf sonó el llamamiento a una yihad común para proteger al país de los terroristas.
El jefe oficial de la milicia popular es el primer ministro del país. Sin embargo, el comando real está en manos de uno de los principales líderes militares y políticos chiitas de Irak, Abu al Mahdi Muhandis. Durante muchos años se opuso a Sadam Husein y participó en la guerra entre Irán e Irak.
La milicia popular cuenta con hasta 80.000 personas.
El principal saboteador iraní
Una ayuda significativa a la nueva formación la proporcionó —y sigue haciéndolo— Irán.
Encabeza el grupo de 'expertos' el general mayor Qasem Soleimani —muy conocido en Oriente Próximo—. A este hombre, popular en el mundo chiita, en algunos países del Golfo Pérsico lo llaman "principal terrorista del mundo" y "saboteador iraní".
El ángel de la muerte
La aparición de los iraníes en Irak y el avance militar de la milicia chiita —a pesar de sus éxitos en la lucha contra Daesh— causaron duras críticas al Gobierno por parte de las monarquías del Golfo, así como la oposición sunita local. Según ellos, el objetivo final de los líderes chiitas es echar a los sunitas de su hábitat tradicional.
En este contexto, Abu Azrail, exchófer del Ministerio de Comunicaciones de Irak, adquirió una relevancia pública no exenta de escándalo.
Físicamente muy parecido a los combatientes de Daesh, Abu Azrail salió en un vídeo subido a Internet que lo mostraba torturando a un rehén —presuntamente terrorista— colgado encima del fuego.
Abu Azrail se convirtió en un héroe popular, los milicianos lo llamaron "símbolo de la oposición".
Los líderes de Al Hashd niegan todas las acusaciones respecto a la vulneración de los derechos de la población local por pertenencia a la comunidad sunita. Sin embargo, reconocen que se producen algunas violaciones.
Cabe destacar que Al Hashd respeta considerablemente a Rusia, que apoya a Irak en la lucha contra Daesh, suministrándole armas modernas. Sobre todo, valoran a Moscú por su posición en Siria, dado que los ataques de la aviación rusa en este país ayudaron a detener el avance de los radicales hacia Damasco y salvar a los alauitas, cercanos por su creencia a los chiitas.
"Creemos que Mahdi —Mesías chiita— vendrá del país de la nieve. Parece que este país es Rusia", declaró Abu Zeinab, jefe del servicio de seguridad de los milicianos.