Turquía, quien todavía no es un miembro de la UE, se ha dado cuenta de que el poder de esta organización se está agotando. Esto, junto con la presión política en sus fronteras del sur, han llevado a Turquía a dar este paso.
"En cualquier caso —señala el autor—, este episodio demuestra la debilidad de la OTAN en el flanco sur para hacer frente al renacimiento de Rusia y a la cada vez más poderosa imagen de Putin como el hombre más fuerte de Europa. El Kremlin ha demostrado que no va a dar su brazo a torcer primero y que está listo para aguantar cualquier dificultad, hasta que Occidente se dé cuenta de su error”, escribe el autor.
Según él, "la misma situación ocurre con las sanciones a Rusia por la situación en Ucrania. Rusia está aguardando, y mientras tanto ha extendido el veto a los productos europeos, confiada de que Europa, al igual que Turquía, terminará rindiéndose".
De acuerdo con Todd Wodd, en el juego de esperar, los rusos siempre ganarán. "Es algo que llevan en la sangre". Además, el autor considera que la única forma de obligar a Moscú a comportarse es con la amenaza y la voluntad de usar la fuerza.
Anteriormente el agregado del Consulado General de Rusia en Erbil, Artiom Grigorian, informó que Rusia transfirió a la milicia kurda en Irak cinco cañones automáticos antiaéreos ZSU-23-2. La entrega de las armas pasó el 14 marzo en presencia de diplomáticos de alto rango rusos, entre ellos el embajador de Rusia en Irak y el cónsul.
El 27 de junio, casi siete meses después del derribo del avión Su-24, el presidente Erdogan envió una carta a Vladímir Putin pidiendo disculpas por el incidente y expresando sus condolencias por la muerte del piloto.