"Nosotros debemos estar a cargo del Cuartel General de las Fuerzas Aliadas como lo hacían los esclavos griegos para el emperador Claudio".
— Carta del futuro primer ministro Harold Macmillan a Richard Crossman, 1942
En vísperas del referéndum, la mayoría de las prestigiosas agencias encuestadoras y apostadoras como Landbrokes aseguraban que los euroescépticos no obtendrían más del 22% del voto, frente al 72% de los que deseaban permanecer en la Unión Europea (UE). Pero, a pesar de todos los pronósticos, el Brexit venció a las élites globales, al Banco Central Europeo, a la Reserva Federal de EEUU, a Wall Street, a los más grandes fondos de riesgo (hedge funds), al Fondo Monetario Internacional, a la Ciudad de Londres, los centros universitarios de Cambridge y Oxford y a todo el Sistema Financiero Mundial ignorando sus amenazas, presiones, pronósticos negros para el futuro del Reino Unido y sus ciudadanos.
En febrero pasado, David Cameron obtuvo el "Nuevo Acuerdo" (New Deal) de la Comisión Europea favorable a las demandas británicas, pero ya era tarde para detener los preparativos para la consulta. Tal fue la situación, que el mismo promotor de la idea del Brexit se convirtió en su víctima y tuvo que usar todos los medios a su disposición para convertirse en el oponente feroz del referéndum. Pero ya era tarde. Los británicos, cansados de unas y otras nuevas disposiciones y leyes que imponían los burócratas de Bruselas, se acogieron a esta idea inclinándose la mayoría por el 'Voto de la Salida de la UE'. La clase media y los habitantes de las áreas industriales en el norte y el sur del país se pronunciaron a favor del Brexit. Su voto era contra la austeridad impuesta desde 2010 por la Comisión Europea, contra su política antilaboral y pro bancos y corporaciones, que Bruselas estaba reforzando más cada año.
Entre los propulsores de la permanencia en la UE, se destaca el caso de la Ciudad de Londres, donde el 72% de los votantes se pronunció en contra del Brexit. Resulta que, actualmente, la Ciudad de Londres es un paraíso financiero británico que maneja 1,65 billones de euros que representan depósitos de clientes de todo el mundo, mientras que el PIB (Producto Interior Bruto) del Reino Unido en 2015 era de 2,2 billones de euros. En realidad, es una ciudad independiente dentro de Londres y es parte sustancial del Sistema Financiero Mundial, lo que explica la voluntad de sus 300.000 empleados de bancos de permanecer en la Unión Europea.
Mientras todas estas variantes se barajan en los círculos políticos, económicos y financieros, los 331 parlamentarios conservadores y 125.000 miembros del Partido Conservador se están preparando para la elección del nuevo primer ministro, después de la renuncia de David Cameron, que se formalizará en octubre próximo. El nuevo Gobierno, en el caso de que el Parlamento apruebe los resultados del Brexit, tendría que crear las condiciones para mantener al país unido y no permitir la salida de Escocia e Irlanda de la que tanto hablan los medios globalizados de comunicación. También los líderes tendrían que crear las condiciones para que los inversionistas no se trasladen a otro país, como están amenazando los globalizadores. La estabilidad económica y el liberalismo social que están prometiendo los partidarios de la salida de la UE es otro problema a solucionar.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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