Sin embargo, un investigador del Observatorio Astronómico Nacional en Pekín sostuvo, en declaraciones al diario South China Morning Post, que "no es realista recoger todos los restos con robots, hay cientos de millones de piezas flotando ahí fuera".
La fuente sin identificar ha señalado que el brazo metálico del robot podría servir como un arma disuasoria y ser dirigida contra satélites enemigos en tiempos de guerra.
China efectuó una prueba antisatélites en 2007 con un misil que destruyó una base meteorológica propia ya en desuso y que provocó las críticas globales por el alto volumen de chatarra que originó.
"Esta vez nadie culpará a China", ha añadido el experto.
Algunos gobiernos han acusado a China de querer militarizar el espacio.
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Otro ingeniero citado asegura que la tecnología para recoger basura espacial es un "experimento audaz" con muchas posibilidades de fracasar.
Las dificultades residen en lo complejo que es para un brazo robótico primero identificar la naturaleza de un objeto flotando en el espacio y después apresarlo.
Tang Yagang, científico de la Corporación de Tecnología y Ciencia Aeroespacial de China, aseguró recientemente que el Roaming Dragon es sólo el primero de una serie de robots con la misión de limpiar el espacio.
"China, un gran país con responsabilidades, se ha comprometido a controlar y reducir la basura espacial. Para cumplir sus obligaciones, nuestro país está desarrollando una tecnología de avanzada", afirmó.
Tanto Estados Unidos como Europa están también trabajando en sus propios sistemas de recogida de basura.
El prototipo chino es relativamente pequeño y apenas pesa unos cientos de kilos, por lo que puede ser producido y enviado al espacio en masa.