"La pérdida de acceso al mercado único sería una catástrofe", dijo el secretario de Exteriores, Philip Hammond.
"Los plazos siguen sin cambios para el Reino Unido. A nuestros socios europeos les gustaría que lo hiciéramos más rápido y bajo presión, pero las negociaciones no comenzarán hasta que se aplique el artículo 50 del Tratado de Lisboa", dijo.
A la vez indicó que el Gobierno del Reino Unido seguirá funcionando en su composición actual hasta que se elija un nuevo primer ministro.
El 23 de junio, el Reino Unido celebró un referendo sobre la permanencia del país en la UE.
Según los datos oficiales, el 51,9 por ciento, o 17,4 millones de los británicos votó a favor del Brexit, mientras que unos 16,1 millones votaron en contra.
David Cameron, quién había convocado el plebiscito y abogado por la permanencia del país en la UE, anunció después de los resultados del referendo que dimitiría en los próximos meses.
Conforme con el artículo 50 del Tratado de Lisboa el Estado miembro que decida retirarse notificará su intención al Consejo Europeo.
La Unión negociará y celebrará con ese Estado un acuerdo que establecerá la forma de retirada, teniendo en cuenta el marco de sus futuras relaciones con la Unión.
Los tratados dejan de aplicarse al país que realiza la solicitud, desde la entrada en vigor del acuerdo o, a más tardar, dos años después de la notificación de la retirada. El Consejo puede decidir prorrogar dicho período.