De acuerdo con la encuesta realizada en abril de 2016 por la Universidad de Harvard, el apoyo al capitalismo alcanzó el mínimo histórico. El 51% de los estadounidenses entre 18 y 29 años lo rechazan, mientras que el 42% se expresan a favor de este sistema. Por su parte, el 49% ve positivo el socialismo, constata la autora del artículo, Sarah Kendzior.
Sin embargo, John Della Volpe, responsable de la encuesta de Harvard, aseguró que los encuestados no rechazaron el capitalismo como concepto.
"La manera en que el capitalismo se practica hoy en día, esto es lo que los jóvenes están rechazando", afirmó.
En 2009, los políticos afirmaron que la recesión había terminado. Pero en realidad, sus efectos seguían dificultando la vida de los estadounidenses: los salarios estaban estancados o cayendo; los costos del cuidado de la salud, de los niños y la matrícula seguían aumentando drásticamente; los puestos de trabajo a tiempo completo se convertían en posiciones de contrato mientras que los beneficios se reducían radicalmente. Los oficios de la clase media se reemplazaban por trabajos de servicio mal pagados.
"Las expectativas de la próspera vida americana que tenían los padres cuando nacieron estos jóvenes, se derrumbaron", explicó la autora. "Sobrevivir es el nuevo sueño americano (American dream)", agregó.
En este contexto no es de extrañar que más de la mitad de entre 18 y 29 años de edad en Estados Unidos digan que no apoyan el capitalismo, dice el artículo.
"El capitalismo, en otras palabras, tiene menos atractivo en una época en que la mano invisible se siente como un abrazo de la muerte".
"Los votantes no solo rechazan el statu quo, sino cómo este statu quo queda representado por los medios y los políticos que están creando una ilusión de que la economía es fuerte, y de que el sufrimiento es la excepción y no la regla".
Incluso el presidente Barack Obama, un demócrata liberal —el tipo de político que debería entender la pobreza- declara que la economía se ha recuperado.
"Uno se pregunta cuando la recuperación económica llegará a su familia. Y se lo ha estado preguntando durante ocho años".
Vivimos en una época donde los participantes de las batallas retóricas se pelean por términos que han perdido su significado claro, lo que "ilustra las profundidades de nuestra confusión ideológica".
No es necesario un estudio para determinar la situación en la que se encuentra la juventud americana. Se puede ver en sus cuentas bancarias, en los puestos de trabajo que tienen, en los trabajos perdidos de sus padres, en la deuda que poseen, en las oportunidades que se les niegan. La acusación más clara de la situación actual es el statu quo en sí, concluye Sarah Kendzior.