Los reactores número 1 y 2 de la central de Takahama —que ya llevan en servicio unos 40 años— podrán trabajar unos 20 años más: hasta 2034 y 2035, respectivamente, gracias a la aprobación de la autoridad nuclear japonesa —NRA, por sus siglas en inglés—.
Anteriormente, el mantenimiento de otros dos reactores de la central japonesa de Sendai fue considerado bajo las nuevas regulaciones. Pero el caso de KEPCO se destaca por la antigüedad de los reactores en cuestión, ya que las normas introducidas tras Fukushima prevén prohibir el uso de reactores con más de 40 años de servicio.
Para cumplir con la autorización, la empresa KEPCO debe llevar a cabo las obras de mejoramiento de seguridad de sus reactores valoradas en casi 2.000 millones de dólares. Solo tras garantizar la seguridad, KEPCO podrá reiniciar los reactores, afirmó la agencia. Estas obras serán finalizadas en octubre de 2019 como mínimo.
La misma KEPCO busca también obtener la aprobación para reiniciar el funcionamiento de su otra unidad atómica en Mihama.
Tema: Consecuencias del accidente de Fukushima
No obstante, la puesta en marcha de las plantas nucleares en Japón se enfrenta con las protestas por parte de la población. Las encuestas muestran la oposición de los japoneses a la energía atómica tras el desastre de la central de Fukushima.
El 11 de marzo de 2011, un terremoto de magnitud 9.0 y un posterior tsunami contra la prefectura de Fukushima, en el noreste de Japón, provocó la inundación de cuatro de los seis reactores de la central homónima y dejó fuera de servicio el sistema de refrigeración, lo que resultó en una serie de explosiones de hidrógeno y la fusión del combustible nuclear.
La catástrofe nuclear de Fukushima fue la mayor de los últimos 25 años después del accidente de Chernóbil en 1986.