En una entrevista concedida al periódico estonio Postimees, Michael McFaul dijo: "EEUU debe contener a Rusia tal como lo requiere la situación actual, así como darle una respuesta". Así, animó a los aliados atlánticos a seguir acercándose a las fronteras rusas al precisar que este acercamiento es totalmente legítimo porque la Alianza, según sus palabras, nunca prometió a Moscú no hacerlo.
Una afirmación que carece de sustento. En 1997, tras la firma del Acta fundacional OTAN-Rusia, siguieron unas declaraciones que McFaul parece desconocer.
El entonces presidente de EEUU, Bill Clinton, señaló: "Estamos decididos a crear un futuro en el que la seguridad europea no sea un juego de compensaciones: donde si gana la OTAN, Rusia pierde y donde la fortaleza de Rusia es la debilidad de la Alianza. Estos son los planteamientos del pasado, y estamos en una nueva era".
Mientras, Jacques Chirac, a la sazón presidente francés, declaró: "Al firmar el Acta Fundacional de una nueva organización de seguridad europea, en la que Rusia desempeñará plenamente su papel, hemos dejado atrás medio siglo de malenten didos, confrontación y división de nuestro continente".
Por su parte, la agencia France Presse informó acerca de "una nueva investigación de la cadena alemana de televisión ARD, que promete desvelar un sistema de ‘dopaje controlado por el Estado’ con la intervención directa de Moscú".
Precisamente un reportaje de la ARD de diciembre de 2014 que abordaba la cuestión del dopaje en el atletismo ruso, causó la investigación de la comisión independiente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) que en 2015 acusó a Rusia de crear un firme un "sistema generalizado" de dopaje.
Este ataque informativo sale a la luz pocos días antes de que la Asociación Internacional de Asociaciones de Atletismo se pronuncie sobre la suspensión contra el atletismo ruso, que podría quedarse sin estar en los Juegos Olímpicos de Rio.
Mientras, el periódico chileno La Tercera, informó que "sólo un 17% de los atletas rusos ingerían meldonio", fármaco del que se pueden encontrar rastros en el organismo incluso hasta 8 o 9 meses después de dejar de tomarlo. La prohibición del fármaco rige desde enero de 2016.
