En su oficina en Osaka, Fukushima crea dedos prostéticos a un coste medio de 1.500 dólares, aunque a los antiguos miembros de la Yakuza en situaciones financieras difíciles les hace un descuento.
La mutilación del dedo meñique de la mano izquierda es una tradicional forma de castigo a los que rompen el estricto código de honor de la organización criminal japonesa.