Zoe Doubleday se interesó por el tema luego de observar los inesperados cambios de población en las diferentes especies de cefalópodos.
La bióloga reunió por varios años datos de varias fuentes, entre ellas investigaciones biológicas e información sobre la pesca de moluscos en distintas partes del mundo. La investigadora se dedicó a analizar datos que abarcan 61 años —de 1953 a 2013— de cambios poblacionales de distintos calamares, pulpos, sepias y otras especies.
Doubleday llegó a la conclusión de que 35 especies de moluscos cefalópodos han crecido constantemente desde los años cincuenta.









Según la investigación, una de las razones que contribuyen al crecimiento de estas especies es su capacidad de adaptación —a diferencia de los peces y corales—, lo que les permite beneficiarse de los cambios en el ecosistema y apoderarse de nuevos nichos. Además, moluscos y pulpos tienen de su parte a los pescadores de todo el mundo, que han acabado con muchas especies de peces predadores, principales enemigos de los cefalópodos.
Sin embargo, Doubleday no cree que en el futuro próximo estas especies vayan a crecer considerablemente, ya que se han visto afectadas por un incremento en la acidez del océano, y han comenzado a comerse entre ellas por la falta de comida. Además los cefalópodos son un plato cada vez más popular en todo el mundo, lo que puede ayudar a controlar, e incluso disminuir, su población.