"Sin entrar en cuestiones políticas, es necesario que el país y que cada brasileño viva con responsabilidad. Comenzando por aquellos que tienen más responsabilidad política y social hasta nuestras familias y comunidades. La corrupción como todo pecado tiene que ser evitada", sugirió el arzobispo de la diócesis de Río de Janeiro, Orani Tempesta.
En este sentido, Tempesta calificó el momento actual como "una oportunidad para que cada uno de nosotros examine su propia conciencia" y verifique "como está actuando no solo con los bienes públicos sino con la propia conciencia", una sutil referencia a los políticos del país a los que ofreció la ayuda de la Iglesia para "encontrar en Cristo la salvación".
Paralelamente, la 24ª edición de la "Marcha por Jesús" de Sao Paulo reunió, según las cifras de sus organizadores, a unos tres millones de personas, es decir, casi 10 veces más que la edición de 2015 que consiguió reunir a 350.000 fieles de la Iglesia Evangélica que en la actualidad congrega al 25,2 por ciento de la población de Brasil.
A diferencia del acto católico en Río de Janeiro, la marcha de Sao Paulo destacó por los conciertos de música gospel que tuvieron como artistas más destacados a las cantantes Soraia Mendes y Gabriela Rocha, todo un megaevento organizado por más de 500 iglesias de todo el país y que, en los últimos años, se ha convertido en una referencia para la comunidad evangélica de América Latina.