Así lo entiende el Dr. Armando Fernández Steinko, profesor de la Universidad Complutense de Madrid. El analista añade que ese caramelo de la incorporación de Turquía es “un caramelo que también se le ha ofrecido a Ucrania y a otros países”. Pero ese caramelo, a su entender, ha tocado fondo.
Si Europa continúa con su política de doble rasero las autoridades turcas "podrían revisar todas las relaciones, entre ellas los acuerdos aduaneros y los de readmisión de migrantes", disparó el asesor de Recep Tayyip Erdogan, Yigit Bulut.
Turquía no ingresará a la UE antes del año 3000, responde con sarcasmo desde las islas británicas el primer ministro David Cameron.
El tire y afloje entre las cúpulas de Turquía y la Unión Europea parece no tener fin. Como jugadas de ajedrez se cruzan declaraciones acerca de las posturas sobre los requisitos que debe cumplir el país otomano para, primero, lograr la exención del visado de parte del bloque, y proyectando la vista un poco más lejos, sea sumado al club de los veintiocho.
Y como en un sorteo de lotería van saliendo números sobre las probabilidades reales del ingreso de Turquía al bloque. Así, la mayoría de los europeos opinan que eso no será posible, en contraste con la canciller alemana, Angela Merkel, quien en más de una ocasión dijo que el ingreso es inminente.