El hombre se sentía relativamente bien, de ahí que los médicos decidieran aguardar hasta que el dispositivo saliese de manera natural a través del aparato digestivo. Pasadas 18 horas, el móvil no se había movido siquiera un ápice. Los galenos se percataron entonces de la necesidad de una intervención quirúrgica.
Al principio los doctores intentaron sacar el móvil a través del esófago introduciendo un endoscopio para agarrar el objeto y tirar de él. Lamentablemente, su intento fracasó. Así, los médicos descartaron la idea temiendo provocar un daño irreparable en el enfermo y optaron por un método más invasivo, efectuando varias incisiones en la pared abdominal. Lo mantuvieron bajo observación por espacio de seis días y, cuando el hombre se recuperó, le dieron de alta tras un examen psiquiátrico.