Esta maniobra de los políticos ucranianos no es la única de esta naturaleza que se produce en los últimos meses.
Así, el pasado marzo, Petró Poroshenko emplazó a las selecciones nacionales de fútbol a boicotear la Copa Mundial que acogerá Rusia.
En su entrevista del pasado marzo al diario alemán Bild, el presidente ucraniano declaró que Rusia no puede celebrar el campeonato debido a las acciones militares que ha emprendido en el este de Ucrania.
El pasado abril la organización tildó de “absurdos” los intentos de privar al país del derecho a acoger el gran evento futbolístico planetario.
“La historia nos enseñó que el boicot de las competiciones o la política de aislamiento y la confrontación no son métodos efectivos para solucionar los problemas existentes. La celebración del Mundial 2018 en Rusia podría servir de catalizador para el diálogo constructivo entre los pueblos y los gobiernos nacionales”, señaló la portavoz de la FIFA, Delia Fischer.
La Copa del Mundo de 2018 se celebrará entre el 14 de junio y el 15 de julio en 12 estadios de 11 ciudades rusas: Moscú, San Petersburgo, Kaliningrado, Kazán, Volgogrado, Nizhni Nóvgorod, Samara, Saransk, Ekaterimburgo, Rostov del Don y Sochi.